Aunque los dos conceptos están vinculados y tienen raíces comunes, actualmente sus enfoques y ejecución son realmente diferentes. Por una por una parte, las Artes Marciales tiene por objetivos: vencer físicamente a otras personas y defenderse uno mismo u otros de agresiones físicas, tanto con armas como con mano vacía siguiendo técnicas específicas, un código de honor y de conducta particular; aunque desde hace unos años han tenido distintas vertientes que se limitan a ser estilos de pelea, prácticas deportivas en condiciones ideales, acondicionamiento físico, entre otras; ciertamente no nos oponemos a ninguna vertiente pero la realidad es que la defensa personal es más dura y "sin adornos".
El arte marcial deportivo fomenta y encuentra en el deporte una serie de virtudes que se identifican profundamente con los fines propios del arte marcial: mejoramiento del rendimiento propio, salud, camaradería, honor donde el reto deportivo fortalece el espíritu del practicante que dista por mucho de los escenarios reales.
La Defensa Personal en cambio consiste en la serie de medios de que una persona se vale para repeler un ataque contra ella, para salvaguardar su integridad física y/o sus bienes.
En la realidad, pocas de las artes marciales en la actualidad contemplan que en la calle los enfrentamientos o conflictos violentos no tienen reglas ni código de honor, y en muchas ocasiones llegan a generar una violencia extrema (abuso sexual u homicidio). Un delincuente no les avisará cuándo y en qué lugar, ni con cuál táctica iniciará su ataque o agresión.
Un combate callejero es algo muy peligroso, violento, rápido, sin reglas y muy caótico donde el agresor siempre tiene la iniciativa y se vale de la sorpresa para intentar llegar a su víctima (presa) por asalto; por lo que las técnicas de defensa personal varían muchas veces y deben ser lo más efectivas y eficientes posibles sin hacer movimientos atractivos y vistosos. Las agresiones generalmente serán a muy corta distancia como en un ascensor, un tramo de escalera, un paso a desnivel o un rincón de su propia casa. El criminal tratará de aislarlos o actuará cuando estén solos y puede atacar solo o en grupo; en la violencia intrafamiliar tal vez el agredido esté en compañía de sus seres queridos, gente mayor o débil, que hará de su toma de decisiones un proceso muy complejo y duro si no se encuentra debidamente preparado.
¿Cuál es mejor opción en una situación real? En mi opinión, puede ser una persona preparada en Artes Marciales por años cinta negra en muchas disciplinas que en el momento se bloquea permitiendo al agresor lograr su objetivo o una persona preparada en lo más básico de defensa personal que está consciente de su entorno para reaccionar ante este estímulo... todo depende de la persona que quiera cambiar su rol de agredido a agresor, del instinto de supervivencia, de su autoestima, pero sobre todo de su amor a la vida... ya que este será el motor para tomar la decisión de defenderse o incluso morir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario